Sarmiento Jaramillo, Luis Carlos2024-02-152024-02-152023http://hdl.handle.net/10567/3643El juego, como todo idioma, es un lenguaje que se aprende en y desde la infancia. Y cuando somos adultos, lo recordamos y reactualizamos pues es un recurso para toda la vida ya que nunca se olvida. Jugar es pues un hecho cultural y, por tanto, no nacemos sabiendo jugar. Se enseña y se ensaya sin ser nunca rutina o repetición. Y en su sutileza nos conversa en mínimos detalles que invitan a afinar la observación para saber mirar y ad-mirar. A veces, el juego es casi imperceptible y otras evidente, en ocasiones es titular de primera página en mayúsculas y, en otras, se debe leer entre líneas y en silencio. Jugar es la “matria” común de todos los seres humanos, pues late desde lo profundo y nos vincula a través de esa memoria lúdica y sensorial de los lugares donde jugamos desde una dimensión topográfica (los rincones, escondites, huecos, refugios, etc.). Pero más aún, somos con quién jugamos desde su dimensión relacional. Pertenecemos pues al juego ya que jugamos a Ser y somos juego.Acceso abiertoCorporación Universitaria LasallistaEducaciónEducación - ColombiaJuegos infantilesEducación de niños¿A qué juegan los niños de la ciudad de Medellín? Experiencias lúdicas en Centros y Jardines Infantiles.info:eu-repo/semantics/bookinfo:eu-repo/semantics/openAcces